¿Alguna vez has tenido que moverte en una ciudad que no es la tuya, con miedo a confundirte de tren o de autobús y de terminar a kilómetros de distancia? Incluso es probable que te haya pasado alguna vez, como la aventura que tuve yo con el metro de Nueva York…
Pero lo que realmente asusta es coger un tren equivocado que te deje en la otra punta del país. Suena descabellado o incluso surrealista, pero una serie de circunstancias hicieron que una amiga mía terminara a cientos de kilómetros de casa en un día normal y corriente, al salir del trabajo.
Se trata de una chica que vive en uno de los pueblos de la sierra de Madrid, y cada día toma el tren de Cercanías para trasladarse a la capital. Repito: es una tarea cotidiana, que repite a diario, siempre en la misma estación.
Sin embargo, por alguna extraña circunstancia, un día le salieron mal todos los planes. Se confundió de andén y se subió sin pensarlo en un tren de larga distancia, donde nadie le pidió el billete para acceder. Atención, porque este detalle es bastante llamativo teniendo en cuenta lo que vendría después…
El resultado increíble es que la chica acabó en un tren de larga distancia con destino Valencia y sin paradas. Ningún empleado de Renfe le había pedido el billete, y cuando se dio cuenta del error ya era demasiado tarde.
El tren arrancó y la pobre chica no tuvo más remedio que asumir la situación. Intentó hablar con los empleados en el tren, pero no pudieron ofrecerle ninguna solución. La pobre tuvo que viajar todo el trayecto hasta Valencia, desesperada y preguntándose todo el rato cómo había llegado a ocurrir todo eso.
Los trabajadores de Renfe la vieron tan desesperada que le ofrecieron volver de Valencia a Madrid en el siguiente tren, totalmente gratis…
¡Si no lo leo, no lo creo!